En el mundo del fútbol es frecuente encontrarnos con entrenadores que alcanzan el mismo prestigio o más que los jugadores más reconocidos. Sin embargo, para que esto sea así es fundamental que el entrenador sea un líder capaz de conectar con sus jugadores y de transmitirles mensajes con los que sacar lo mejor de ellos en cada momento.
El coach o entrenador deportivo debe ser el motor de su equipo y motivar e ilusionar a sus jugadores para que crean en su proyecto. Debe ser un modelo de comportamiento para sus jugadores y una referencia para cuando busquen respuestas.
Además, un buen entrenador debe ser previsor y adelantarse a los acontecimientos, sabiendo distinguir entre lo importante, lo urgente y lo que puede esperar. Si el entrenador realiza un buen trabajo, puede conseguir que el equipo rinda al máximo de sus posibilidades para conseguir la victoria.
El entrenador tiene que tener actitud de líder y reunir una serie de cualidades:
- Ser un buen comunicador para transmitir confianza y credibilidad en lo que hace.
- Tener altas dosis de persuasión y saber contagiar la pasión por lo que hace a sus futbolistas para sacar el cien por cien de su rendimiento.
- Saber resolver los conflictos que puedan ir surgiendo en el grupo a lo largo de la temporada, así como saber manejar los egos de los jugadores.
- Nunca debe perder la autoridad frente a sus jugadores, ya que es lo que más cuesta ganar y lo más fácil de perder.
Cada entrenador puede tener un modelo de liderazgo muy distinto y con maneras diferentes de conducir a su equipo al éxito, pero siempre tiene que tener lo más importante: el afán de victoria y el éxito de su equipo. Para ello, el coach deportivo tiene que tener una visión clara de dónde quiere llevar a su equipo y cuáles son sus objetivos.
Para organizar la estrategia de su equipo y la gestión de sus jugadores, la mayoría de los entrenadores utilizan una pizarra táctica para transmitir sus directrices de juego: la posición de los jugadores en el campo, cómo mover el balón, cómo presionar en defensa, la planificación de un lanzamiento de falta a balón parado o de un saque de esquina son ejemplos de estrategias que el entrenador transmite a sus jugadores con el objetivo de marcar un gol, defender un resultado o ganar un partido.
Algo muy importante que no debe olvidar un entrenador es la implicación para con los demás. A todo el mundo le gusta sentirse escuchado y valorado, por lo que también es positivo que el entrenador sepa delegar responsabilidades en sus jugadores así como reconocer los méritos de cada uno de ellos.
«Necesitamos creer en el poder de los líderes. Nuestra respuesta instintiva, cuando nos enfrentamos con un reto complicado, es buscar un líder que lo resuelva». (Tim Hartford)
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