El silbato es, para cualquier árbitro o entrenador, una de las herramientas más importantes para poder realizar su labor de la mejor forma. Se usa de forma habitual, ya que los entrenadores lo emplean para dar indicaciones a los jugadores durante la realización de ejercicios y para los árbitros es su principal compañero para señalar faltas y otras acciones durante los partidos.
Es muy común que tras el uso del silbato simplemente se guarde hasta el siguiente día en el que se vaya a utilizar olvidándose de un punto fundamental, el mantenimiento y limpieza de los silbatos.
¿Por qué limpiar un silbato?
Al igual que cuando utilizamos ropa o calzado deportivo procedemos a su limpieza para tenerla lista para el siguiente entrenamiento o partido, el silbato también forma parte del material que hay que cuidar después de cada uso. Esto es algo que no siempre se hace, ya sea por descuido o por la creencia que no es necesario la limpieza de los silbatos, lo que provoca que se acumule la suciedad en el mismo.
Las razones que hacen que limpiar un silbato son muy importante son simples y se pueden resumir en dos palabras, higiene y funcionalidad.
Hay que tener en cuenta que para hacer funcionar el silbato es necesario hacer uso de nuestra boca, por lo que la saliva que se emana en cada uso hace que se acumulen grumos que crean suciedad y, por lo tanto, bacterias que pueden transmitirse a la boca y pueden acabar provocando problemas de salud. Además, esa acumulación de suciedad que puede provocarse en el interior del silbato provocará malos olores.
Por otro lado, un silbato con acumulación de suciedad en su interior perderá calidad en el sonido. Cuando se acumula mucha saliva y no se lleva a cabo una limpieza profunda del silbato, provocará la creación de grumos que impedirán el paso del aire en el momento de su uso ofreciendo un sonido final más bajo y de menor calidad que los jugadores no podrán escuchar.
La limpieza de los silbatos es un proceso muy sencillo en el que no hace falta ningún tipo de material que normalmente no se tenga en casa. Se debe limpiar tanto su exterior como el interior, por lo que vamos a explicar paso a paso una de las posibilidades para la limpieza de un silbato:
- Limpia el exterior del silbato con un trapo húmedo para eliminar la posible suciedad que tenga en su superficie.
- Prepara un vaso o un recipiente con enjuague bucal antiséptico (puede ser también una mezcla de agua y vinagre, agua con lejía…) y sumerge el silbato durante un mínimo de 6 horas para que haga efecto el proceso de limpieza del interior. También son muy efectivas las pastillas para limpiar dentaduras.
- Saca el silbato del recipiente con la mezcla utilizada y enjuágalo durante unos minutos con agua.
- Procede a secar el silbato y enróllalo con una toalla dejándolo secar durante unas horas.
Tras la limpieza, volverás a tener un silbato como el primer día, con un sonido potente con el que poder hacerse escuchar sin problemas y con la seguridad de utilizar un silbato higiénico.
Existen otro tipo de silbatos que pueden utilizarse en el caso de buscar algo más higiénico y seguro, que pueden ser utilizados por varias personas, como son los silbatos electrónicos o los silbatos pera. Este tipo de silbato se activa sin hacer uso de la boca, sino que para producir el sonido se hace uso de la mano, pulsando un botón en los electrónicos o apretando el silbato en los modelos en forma de pera.