Tercera y última entrega destinada a los entrenadores de fútbol base y de cuan es importante el respeto al árbitro. En los artículos anteriores hemos visto el Respeto al árbitro en el fútbol base y Discutir con el árbitro puede sacarte física y mentalmente del partido. En esta ocasión vamos a ver cómo rebatir las decisiones arbitrales puede actuar en nuestra contra.
Mientras que la mayoría de árbitros no admitirían de forma abierta que sus decisiones se pueden ver influenciadas, lo cierto es que en algunos esto ocurre. Aunque algunas de las reglas son muy claras, otras sin embargo están abiertas a diferentes interpretaciones y que la forma de ponerlas en práctica son a discreción del árbitro del partido. ¿Cuánto contacto se considera como una parte normal del juego y en qué momento se convierte en falta? Esta es una decisión que la tiene que tomar el árbitro. ¿Hasta qué punto un jugador que está alejado del balón pero en una posición de fuera de juego está realmente violando la regla de fuera de juego? Está también es una decisión que es a discreción del árbitro.
En el transcurso del juego, no es raro ver decisiones arbitrales que van en contra de uno de los equipos o del otro basadas en como los jugadores, entrenadores e incluso los aficionados se comportan durante el juego. Correctas o equivocadas, esto ocurre. La mejor forma de proceder es enseñar a los jugadores a nunca discutir las decisiones arbitrales.
Como entrenador, parte del trabajo es preguntar al árbitro sobre las decisiones con las que no se está de acuerdo. Sin embargo, esto debe hacerse con respeto. La gran mayoría de los árbitros permitirán expresar la opinión dentro de lo razonable. Sin embargo, si la discusión continua, el árbitro tiene la facultad para sacar tarjeta disciplinaria por mala conducta, así que hay que ser prudente cuando se haga esto.
Una de las lecciones que se puede enseñar a los jugadores como entrenador de fútbol base es el respeto a la autoridad. Durante un partido de fútbol, la autoridad es el árbitro. Puede que tenga razón o puede que se equivoque, pero el árbitro es el que manda.
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