El árbitro cuida de que se cumplan las reglas del deporte
El árbitro, es la persona (hombre o mujer) que en las competiciones deportivas cuida que se cumplan las reglas del deporte por los jugadores que lo practican, obligación voluntariamente extensiva a los entrenadores, directivos y espectadores. El desempeño de su misión amén de otras cuestiones o aspectos, es muy difícil desde el punto de vista técnico por varias razones:
- La primera y fundamental, es que sus decisiones deben ser tomadas de forma instantánea y variada continuamente, ya que las acciones o lances del juego son muy diversas y realizadas a gran velocidad.
- Las jugadas en su fase terminal o decisiva llevan consigo frecuentemente la acumulación o concentración de varios jugadores (defensores y atacantes), que crean de modo interrumpido muchos espacios y zonas ocultas a la vista del árbitro.
- Su actuación se desarrolla en continuos desplazamientos a través de la cancha, centrando la atención sobre la acción principal, hecho que supone un problema tanto perceptivo como de condición física.
En todos estos detalles se puede añadir la teatralidad con que actúan los jugadores profesionales y también los amateurs o aficionados, que en caso de fallo, procuran justificar ellos mismos sin vacilar en la no moralidad del medio empleado.
Si atendemos a la definición etimológica de la palabra árbitro se podrá deducir que es aquella persona capaz de hacer una cosa por sí solo y sin ayuda de los demás, pero en baloncesto, como en casi todos los deportes, la práctica continua ha demostrado la dificultad de que un sólo árbitro pueda juzgar con detalle todo lo que está sucediendo en el terreno de juego.
Con el fin pues de simplificar la decisiva e inapelable decisión que deben tomar, es lógica la aplicación del arbitraje doble, hecho que ya nadie duda, así como del reparto de responsabilidades mediante la limitación de zonas sobre la cancha. De esta forma «parecería» quedar subsanado el problema perceptivo anteriormente citado pero,… ¿Qué ocurre con la condición física? Dicha cuestión queda bien resuelta con el arbitraje de tres, solución que posibilita un mayor porcentaje de acierto en el acto reflejo percepción-decisión.
Con ello no debe entenderse que dicho sistema excuse a los árbitros de una preparación física adecuada. Independientemente de esto puede asegurarse que cuanto más en forma física está un árbitro mejor desempeña su cometido. El juez que ha de desplazarse sin solución de continuidad por un campo de dimensiones medias como el de baloncesto, ha de poseer una gran preparación física de base, ya que no puede reservarse durante ningún período del juego ni ser sustituido en el transcurso del partido; por estas simples pero ineludibles razones se aconseja que su entrenamiento se fundamente en la adquisición de una gran resistencia y como complemento en la velocidad de desplazamiento en cortos y medios espacios de terreno.
En resumen, una preparación física muy limitada, pero si es posible, con una mayor especialización en resistencia y velocidad que los propios jugadores. El objetivo no es formar atletas sino árbitros que consigan una mejora física-orgánica general. De esta forma lograrán aguantar cualquier tipo de ritmo de encuentro con claridad de ideas y de decisiones. En definitiva, acabar con un enemigo muy importante: LA FATIGA.
Por todo esto, se debe intentar mantener un nivel básico de preparación física que no sólo sirva para pasar unas pruebas determinadas. Dicha preparación atañe a todos lógicamente de muy distintas formas, pues supondrá esfuerzos diversos para cada árbitro. No obstante, todos pueden conseguir ese nivel medio-óptimo.
Foto: Creative Commons en Flickr