Entrenador con jugadores

El entrenador y su credibilidad

El entrenador es una figura clave y un ejemplo a seguir para los jugadores de su equipo. Los jugadores están pendientes de cómo actúa, habla, motiva, organiza y dirige los entrenamientos por lo que dependiendo de lo que haga y de cómo lo haga conseguirá ganar credibilidad y que sus jugadores se acerque o alejen de él.

¿Qué tiene que tener un buen entrenador?

La credibilidad del entrenador no es estable en el tiempo, ni va asociado al puesto de entrenador, sino que la gana o pierde con su comportamiento diario, con lo que contribuye a que los jugadores lo reconozcan como líder.

Hay tres factores que influyen en la credibilidad del entrenador ante sus jugadores.

Ser percibido como experto

El hecho de que pueda transmitir conocimientos sobre el juego hace que los jugadores lo valoren mejor. El buen entrenador contribuye a formar y desarrollar deportivamente a su equipo por lo que es importante que haya entrenamientos estructurados, variados, llenos en contenido y que tengan aplicación sobre el partido.

Ser un buen director de equipo

Que la dirección del equipo durante los entrenamientos sea eficaz es un factor determinante en la aceptación o rechazo por parte de los jugadores. Respeto personal, actitud de ayuda, comunicación asertiva, justicia en la toma de decisiones, equilibrio emocional, saber manejarse en su margen de maniobra o generar climas afables son algunos de los factores que influyen en aumentar la credibilidad del entrenador hacia los jugadores.

Saber motivar a sus jugadores

La motivación va íntimamente relacionada con el rendimiento de los jugadores durante el partido. El entrenador tiene que saber crear climas de rendimiento desde emociones individuales y colectivas positivas como la claridad de la tarea, la autoconfianza respecto a la ejecución, la ambición, la ilusión…

Los esfuerzos realizados por el entrenador durante las sesiones de entrenamiento se pueden ver reflejados durante el partido. La actitud de entrenador sobre los jugadores y la visión que éstos tienen sobre él refuerzan o debilitan la autoconfianza individual y colectiva. Sí que es cierto que obtener resultados positivos del encuentro deportivo refuerza el trabajo y los métodos utilizados, lo que da credibilidad al entrenador y mejora el clima de convivencia entre los jugadores, pero basarse en la victoria como único camino para potenciar la autoconfianza y unión del equipo es muy arriesgado. El trabajo del entrenador, junto a la construcción del equipo y la personalidad competitiva es la mejor combinación para lograr reforzar y optimizar el rendimiento del equipo.

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